El origen de la empanada

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El origen de la empanada gallega es bastante incierto.

Se cree que pudiera haber sido Grecia la causante de la entrada de la masa de empanada en el mundo occidental, ya que según los árabes los griegos preparaban una pasta, conocida como philo, especial para ser rellenada. Esta pasta, muy apreciada por su textura suave, crujiente y fina una vez horneada, pasó a hacerse muy popular pasando rápidamente a extenderse hacia todo el Medio Oriente en general.

El conocimiento de la empanada en nuestro país tiene muy probablemente su origen en la entrada de los árabes en Al-andalus. Se atribuye al conquistador árabe de nombre Tarig ibn Ziryad, quien dio nombre a la ciudad de Gibraltar. Los árabes preparaban una especie de empanadillas de trigo rellenas con carne de cordero conocidas como fatay o esfiha, así como otras variedades tanto dulces como saladas, que calaron hondo en nuestra cultura y que se fueron difundiendo con mayor o menor fortuna a todos los rincones de nuestro país.

Fue tanto el éxito de este exquisito manjar que llegó a evolucionar en infinidad de variantes, entre ellas la empanada tradicional gallega, hecha con pan de millo (Maíz) y rellena con frutos de mar.

ORIGEN DE LA EMPANADA GALLEGA

Portico

Algunas fuentes señalan a los suevos, en el SIV, como los precursores de la empanda gallega, pero no hay documentos que lo certifiquen. Sí existe constancia sobre de que en el SVII los godos elaboraron normas sobre cómo debe hacerse una empanada.

Corría el siglo XII cuando los primeros peregrinos llegaban a Santiago de Compostela buscando la purificación de su alma a través del abrazo al santo tras cruzar el pórtico de la gloria.

Cuenta la leyenda que los peregrinos sabían de su cercanía a Santiago al percibir el inconfundible aroma a pan, empanadas y vieiras.

«…Y dicen que por aquel entonces, allá por el siglo XII, los antiguos peregrinos sabían que estaban ya llegando a Santiago de Compostela cuando, desfallecidos y hambrientos, desde los montes cercanos sentían ya el agradable olor de las empanadas…de pan…y de vieiras…convirtiéndose así la empanada en una nueva y sabrosa Guía del Camino y apetitoso aliciente para volver a peregrinar».

Nos podemos hacer una idea de lo antigua y buena fama de la empanada gallega trasladándonos a Santiago de Compostela donde allá por el siglo XII, uno de los famosos escultores de la época, el Maestro Mateo, decidió plasmarla para su posteridad en el Pórtico de la Gloria de la compostelana. También existen esculturas de personas comiendo empanadas en el Palacio Episcopal Xelmírez, anexo a la Catedral, también del XII.