Este proyecto lo empujamos en un inicio dos hermanos, Ibra y Josemi, reconvertidos por la crisis en restauradores, con la inestimable colaboración de nuestro amigo Marcos. Procedente uno del mundo de la informática (como director de programación de una gran empresa), y el otro del mundo del periodismo, de la cooperación, de la solidaridad y de la intervención social. Ante la crisis, y la falta de perspectivas para personas de nuestra edad, en nuestros respectivos ámbitos profesionales, decidimos aprovechar nuestras habilidades innatas: “haz aquello que sabes hacer”. Y, entre otras cosas, sabemos cocinar y hacer empanadas exclusivas.

Pero el tiempo pasa. Ibra, felizmente se prejubiló.

El Club siguió caminando un tiempo con Josemi, con un nuevo equipo, integrado por Jorge y Carlos.

Con la pandemia, Jorge abrió su propio local (el 5 bar, en el barrio de Porta) y Carlos también marchó.

El Club no hubiera podido seguir adelante en este período tan difícil, sin el apoyo de Irma, la hija de Josemi, que se ha incorporado al proyecto aportando nuevas ideas y propuestas. Juntos iniciamos una nueva etapa.

Las empanadas del Club no serían lo mismo sin el toque personal de nuestra madre Geluca , que a sus ya 89 años, sigue, con sus expertas manos, pochando como mínimo 4 kilos de cebollas diarias.

También contamos  en diferentes formas y momentos, con la ayuda de nuestros hijos: Sara, Irma y Iago.

Geluca